Se viene el estreno de Amor sin Barreras (9 de diciembre), y estamos en modo ON. Sabemos que nuestro chico de jopo bello, Ansel Elgort, es uno de los protagonistas de esta reversión del clásico musical, pero lo que no sabemos es que descubrió su pasión por la actuación a través de la danza y el canto. Formó parte de obras como El cascanueces y El lago de los cisnes con el New York City Ballet, hasta hizo zapateo americano. Por lo que está muy bien preparado para la flamante versión dirigida por Steven Spielberg.
Elgort interpreta a Tony, un muchacho que conoce las calles de la ciudad, también un romántico que se enamora de María (la debutante Rachel Zegler), en medio de una guerra feroz entre los Jets (una pandilla de chicos a la que Tony solía pertenecer) y los Sharks (una pandilla de puertorriqueños liderada por el hermano de María, Bernardo, interpretado por David Álvarez) en los años cincuenta, en Nueva York.
La buena noticia es que Ansel habló sobre la intensa y gratificante experiencia de haber filmado este musical junto a uno de los directores más reconocidos del mundo, y a una de las leyendas del teatro musical, Stephen Sondheim.
¿Cómo conociste Amor sin barreras, el musical?
Mi padre vio Amor sin barreras en Broadway en los años cincuenta, cuando era adolescente, y le encantó. Así que cuando era chico, me lo hizo ver, creo que primero la película. Luego lo hice en el campamento de teatro Stagedoor Manor. Interpreté a uno de los Jets cuando tenía 12 años. También vi la reposición de Arthur Laurents de 2008 en Broadway, que tenía nuevas canciones en español de Lin-Manuel Miranda. Así que es uno de los grandes musicales de mi vida.
¿Cómo te relacionaste con el proyecto de Steven Spielberg?
Estaba rodando El jilguero, y mi agente me dijo: “Van a hacer esta película, tienes que audicionar”. Por supuesto que quería hacerlo con toda mi alma. Sabía que podía interpretar a un pandillero de los cincuenta, sé hacer ese estilo. Pero estaban las canciones, así que traté de hacer un video cantando “María”. Pero esta música no es fácil porque es una ópera. En consecuencia, algunas de las canciones son como arias, y cuesta mucho cantarlas. Estuve audicionando probablemente un año, tal vez dos. El proceso fue de una preparación enorme.
¿Cómo te enteraste que habías obtenido el papel?
Nunca contesto números desconocidos en mi teléfono, pero un día contesté uno por una corazonada. Era el propio Steven y ahí me lo dijo. Lo primero que hice fue llamar a mi mamá y mi papá, y los dos lloraron de emoción. Están muy orgullosos de mí, me apoyaron de manera extraordinaria en mi proceso de perseguir este sueño. Este papel es la síntesis de todo lo que he querido hacer toda mi vida, así que no podría estar más agradecido.
¿Qué tipo de investigación realizaste en relación a este período?
Tony Kushner (el guionista) nos mostró algunos materiales de investigación. Por ejemplo, miramos películas de los años cincuenta que tenían una atmósfera de rebeldía juvenil, como Semilla de maldad, con Sidney Poitier. Hubo una enorme atención al detalle por parte de todo el equipo creativo. Teníamos especialistas en historia puertorriqueña que nos hablaban de la relación entre Estados Unidos y Puerto Rico. Se hizo una investigación muy detallada, querían que todo pareciera real y que todos se sintieran representados correctamente.
¿Cuál es su perspectiva de Tony, tu personaje?
Tony es muy hábil para desenvolverse en las calles, y es muy sencillo. Cuando lo conocemos acaba de salir de prisión, en donde estuvo un año por herir de casi muerte a un chico en una pelea. Es así que puede reflexionar y darse cuenta de que tiene que cambiar. Hay un poco de remordimiento, pero también de esperanza. Está mirando hacia el futuro, queriendo cambiar y ser otra persona.
¿Cómo describirías tu experiencia con Steven Spielberg?
Estaba haciendo una entrevista, hace unos años, y me preguntaron: “¿Con qué directores sueñas trabajar?” Si mencionaba tres, Steven Spielberg era uno de ellos. Así que para mí es increíble haber llegado a trabajar con él. Estaba, y todavía estoy, deslumbrado. Pero luego te relacionas con él y es tan normal, tan entusiasta. Es como un niño, que quiere explorar y experimentar. Pero al mismo tiempo es un líder extraordinario, porque tiene una mente muy organizada y es un elaborador de historias muy hábil e ingenioso. Para mí, esta película es muy concisa. El ritmo es genial. Comienza a moverse y te arrastra totalmente. No hay tiempos lentos. Steven es un maestro en eso.
¿Cuáles fueron los momentos más memorables detrás de escena?
Pienso en todo el proceso de ensayo. Pasamos mucho tiempo juntos, todo el elenco. Mientras ensayábamos en Brooklyn, durante el almuerzo íbamos al parque. Había muchos Jets y Sharks por todas partes. Todos bailábamos y cantábamos, hacíamos coreografías y competencias de danza. Había una energía contagiosa y estábamos felices y entusiasmados de estar allí. Incluso en esos días en que no teníamos ganas de trabajar. De todas las películas que hice, esta tuvo una unión grupal muy fuerte.
¿Cómo resumiría tu experiencia en Amor sin Barreras?
Siento que tuve una suerte extraordinaria de formar parte. Hay una enorme cantidad de gente que trabajó en este proyecto. Cuando vi la película por primera vez, los créditos finales me emocionaron. Formar parte de este formidable equipo y elenco es uno de los honores más grandes de mi vida.
Por María Paula Rios.
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