Poca ropa, un bolso armado apresurado y el viaje. Así parte el profesor Mario (Guillermo Pfening) hacia la ciudad “mufa” que alude el título del film, Bahía Blanca. Lugar al que acude, aparentemente, para intensificar su investigación académica sobre el escritor local Ezequiel Martínez Estrada. De lo que más tarde nos daremos cuenta que solo es una excusa para deambular por la ciudad, sin rumbo, tratando de evadirse.

En una primera parte, la ópera prima de Rodrigo Caprotti, nos presenta al personaje y a la ciudad. Al personaje y su nuevo entorno. Un profesor universitario que necesita llenar sus vacíos (u olvidar su pasado), con charlas casuales con vecinos o religiosos que tocan a su puerta; quizá descubriendo su cuerpo y dándose placer; o teniendo sexo con la empleada del locutorio (Ailín Salas), también figura recurrente de Black Cat, el “cabarulo” de Ingeniero White (pueblo vecino).

Esa parsimonia y tranquilidad aparente que demuestra tanto el tono de la película como Mario, de repente se ve perturbada cuando aparece (casualmente) en Bahía Blanca un tal Ernesto Sidi. Un amigo de él y de su ex mujer, que funcionará como una especie de catalizador de memoria, para realmente dilucidar porqué Mario se encuentra allí. De pronto la película también se transforma en un policial y en una historia de amor.

Una historia de amor y obsesiones, cuando aparece en pantalla su ex mujer Patricia (Elisa Carricajo). Aquí nos embarcamos en un road trip emocional, pero narrativamente construido con la más pura deducción lógica. Una película novedosa, atrapante, que subvierte ciertos tópicos del género, para alejarse de los psicologismos y centrarse en los hechos, en tratar de solo mostrar los actos y sus consecuencias, sin emitir ningún tipo de juicio moral.

Un diario íntimo, personal, que demuestra cuanto tiempo se puede reprimir una emoción, una obsesión, y como esta puede desencadenar. Cómo una persona puede ejercitar el arte de la negación y la técnica del olvido, a pesar de estar obsesionado con el pasado y vivir del recuerdo.

+sobre el BAFICI

Por María Paula Rios.
paula@admitone.fun

 

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