Katla es un volcán islandés que está en erupción hace más de un año. Katla también es el nombre de la nueva serie de Netflix que viene a contar la historia de cómo un pequeñísimo pueblo aún sufre las incontables consecuencias del desastre natural. Con recursos narrativos del cine fantástico, el suspenso y la intriga son los dos condimentos principales. Sin embargo, la filosofía también tiene su lugar de privilegio cuando la serie ahonda en el gran tema de la existencia y los propósitos de vida.

En Vik, el pueblo más afectado por la erupción incesante de Katla, vive una pequeña comunidad que aún, sufriendo sus tremendas consecuencias se resiste a abandonar el lugar. Y aunque al principio parezca increíble la decisión, con el correr del relato la respuesta llega sola. Entre capas de cenizas volcánicas que cubren toda la extensión del lugar considerado restringido por los altos niveles de contaminación, desarrollan su vida cotidiana atrapados en labores rutinarias que necesitan realizar para sobrevivir. Cada uno de ellos tiene motivos para quedarse allí petrificados en el pasado y son justamente esos motivos los que la serie desarrolla en clave fantástica.

Sin respiro y con un insight inmediato, Katla comienza con una escena que tomará sentido a lo largo del primer capítulo: una mujer desnuda y cubierta íntegramente de lava emerge de las cenizas del volcán y se aparece en el pueblo. Una vez realizadas las tareas de limpieza descubren que la mujer es una extranjera sueca que hace 20 años trabajó en el Hotel Vik. Ahora la cuestión es: ¿Cómo es eso posible? Ella se conserva intacta como aquel entonces y responde como si aún viviera en esa época. El misterio está presente y lo que queda es resolverlo. En este sentido, la serie no se demora en revelar la causa de la aparición (y sus futuras ocasiones) porque lo que interesa es narrar los efectos de las mismas en los pobladores.

Katla, en su registro de ciencia ficción propone como eje narrativo principal el gran tema del doppelgänger, o doble maldito. Uno de los motivos más visitados del género y que tanta atracción provoca. Lo innovador de la serie es que cada uno de los dobles o sustitutos, no tienen necesariamente fines maléficos, sino que más bien llegan a Vik para cumplir con una misión muy concreta que será cuestión de cada personaje descubrir cuál es. Así, la serie indaga en las vidas personales y rituales más íntimos de cada uno de ellos narrando con mucho detalle su evolución psicológica.

En términos audiovisuales, Katla es muy cruda y no vacila a la hora de mostrar horrores humanos con total desprejuicio. Y es ese uno de los detalles que resaltan de la representación: hay una libertad de puesta en imagen que representa valores escandinavos y su independencia sentimentalista. Alejados de un posible registro moral, la imagen de la serie es intensa, potente y no se regocija de ello, sino que lo explota de forma conceptual. ¿Cómo mostrar el horror?, ¿Cómo tolerarlo? Son algunos de los interrogantes que arroja la serie de Netflix.

 

Por Paula Caffaro.
paula.c@admitone.fun 

 

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