Finalmente se estrenó en Netflix, la primera de las tres entregas de La Calle del Terror. Cinta que se basa en la serie de novelas best sellers de horror adolescente, homónima, de R. L. Stine. Y la combinación entre lo vintage, el homenaje noventero a películas de género que van desde la propia Scream, referencias a Línea Mortal hasta la típica historia de posesiones, cumple ampliamente con las expectativas.
Todo comienza, como lo indica el título, en el año 1994 con una matanza en un shopping de la localidad de Shadyside. De aquí saltamos a los títulos iniciales de la cinta a los que hay que prestarle suma atención, ya que en un breve racconto nos esclarece el panorama de lo que en este submundo sucede. Pueblo bueno y próspero: Sunnyvale, vs. pueblo maldito y oscuro: Shadyside. Uno de los lugares de EEUU con mayor índice de criminalidad, donde semana por medio suceden los más espantosos asesinatos.
Y paso siguiente conocemos a los protagonistas: Denna (Kiana Madeira), su (ex) novia Samatha (Olivia Welch); el nerd especialista en crímenes y hermano de Denna, Josh (Benjamín Flores Jr.); también están sus amigos, la decidida Kate (Julia Rehwald) y el excéntrico Simon (Fred Hechinger). Un grupo coral al mejor estilo Stranger Things, que deberá afrontar la maldición que versa en este lugar, a causa de una terrible bruja de épocas de antaño; el mismo mal personificado y con poderes sobrenaturales (aquí hasta se puede comparar con Pennywise).
Un mundo en donde suceden hechos trágicos, reflejado desde un punto de vista totalmente adolescente. En donde parece estar ausente la mirada afectada y prejuiciosa del adulto. También chicos con historias difíciles, más allá del colorido neón y la excelente música que suena en la película. Por ejemplo, Denna y su hermano se crían solos, por comentarios externos nos enteramos que su padre vive borracho. Simon trabaja en un supermercado y desde los 15 años mantiene a su familia. Y Kate vende drogas para ahorrar y un día poder salir de ese lugar sin futuro.
O sea, aquí de naif nada. Hay deseo sexual, están presente los estupefacientes, en las muertes no hay concesiones ni favoritismos, al que le toca le toca. Temas tomados con suma naturalidad sin necesidad de un discurso demagógico u aleccionador, sin tampoco poner acento en los dramas familiares que padece el grupo (nos enteramos de los mismos al pasar). Ellos son fuertes, inteligentes y saben organizarse… harán lo imposible por sobrevivir.
La Calle del Terror: 1994, además de tener un buen timing narrativo, es enérgica y suceden conflictos que se deben resolver sobre la marcha; toma referencias de varias cintas y series slasher y fantásticas de la década de los 90´ así como de estos tiempos, para reformularse. Una historia que bajo un aspecto pochoclero tiene mucho que contar, que asume riesgos, y que pesar de su fractalidad genérica (podríamos decir), asume un estilo propio.
LA CALLE DEL TERROR PARTE 1: 1994, 2 DE JULIO
LA CALLE DEL TERROR PARTE 2: 1978, 9 DE JULIO
LA CALLE EL TERROR PARTE 3: 1666, 16 DE JULIO
Por María Paula Ríos.
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