Soul es la nueva película de animación de Pixar dirigida por Pete Docter y Kemp Powers, que debido al covid tuvo que eludir las salas de cine (una pena por el despliegue visual), para estrenarse directamente en streaming por Disney Plus. Una cinta que desde su aspecto técnico es indiscutible, como ya nos tiene acostumbrado el sello roza la excelencia, y que quizá puede cuestionarse desde lo argumental, pero sin dejar de ser un ejercicio bien narrado y sensato.

La historia sigue a Joe, un pianista de jazz que espera que surja una buena oportunidad musical en su vida, mientras tanto oficia como profesor en un colegio. Un día los astros parecen alinearse, y es citado por un ex alumno para tocar con una de las músicas más reconocidas del género. Casi en un estado catatónico, Joe padece un accidente y de repente su alma aparece en lo que podríamos llamar el Más allá, o en un espacio superior donde van quienes abandonan el mundo físico.

Nuestro músico hará lo imposible para regresar a la tierra eludiendo todo tipo de “controles”, y topándose en el limbo con 22, un alma que aun no ha nacido en la Tierra, ni tiene intención de hacerlo. Se encuentra más que cómoda en su situación. A pesar de todo, ambos compartirán una gran aventura atravesando la ciudad de New York, donde no faltará el humor físico ni gags bien resueltos.

Soul es ambiciosa desde varios aspectos, la animación es deslumbrante, y la temática es compleja, filosófica y existencial, porque nuestros protagonistas se cuestionarán nada menos que el sentido de sus vidas. Una gran reflexión de porqué y cómo vivimos ¿Somos felices con lo que hacemos? ¿Cómo nos vinculamos? ¿Respetamos al otro? ¿Realmente apreciamos esas pequeñas cosas que nos rodean, que nos hacen feliz?

A pesar de estas hondas cuestiones, la narración nunca se torna solemne. El relato es ágil, corporal, gracioso… una verdadera aventura que se divide entre el Más Allá y Más Acá, ámbitos coloridos con figuras irregulares y abstractas, con una lógica casi inconsciente; y el citadino y terrenal, donde el realismo y el vértigo cobran notoriedad. Todo este combo sin descuidar la empatía emocional y el buen empleo del jazz en increíbles secuencias musicales. Un verdadero espectáculo sensorial y espiritual.

Por María Paula Rios
paula@admitone.fun

 

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